
Los orcos no son un pueblo cruel y despiadado, como cuentan las leyendas escritas por sus adversarios. Unicamente su practicidad puede resultar extraña a los ojos de otras culturas:
La madre orca miraba a su cria desde cierta distancia. La pequeña criatura que le miraba con su unico ojo habia llegado al mundo debil y enfermo. Ademas de ser tuerto, el pequeño orco carecía de brazo derecho, en su lugar unicamente tenía una extremidad amorfa terminada en un muñon. Jamas podria disparar un arco, o empuñar espada y escudo. Por si fuera poco una de sus piernecitas era claramente mas corta que la otra, con lo que estaría destinado a cojear durante toda su vida, mermando su velocidad, agilidad y capacidad de huida o persecucion. Desde luego tampoco seria cazador.
Al pequeño orco ya le juzgaria el reto(*) que cada miembro de la tribu ha de superar a los 10 años. Podría defenderse y demostrar su valía. Pero ella estaba condenada. La tribu no permite vivir a quien engendra y trae al mundo orcos deficientes, enfermos o tullidos. Seria letal para la tribu una generacion de orcos enfermos.
La madre se acercó a el lentamente, alargando cada paso, sin hacer ruido. Observo silenciosamente al bebé,deleitandose en la forma redondeada de su frente, identica a la del padre,y en la barbilla saliente y los pequeños colmillos ligeramente inclinados hacia fuera, muy similares a sus propios rasgos. Acarició una vez mas a su cria, contemplando la extraordinariamente suave piel del orco recien nacido, en su olor a ceniza, la palidez del gris de su piel.
Levantó el cuchillo, mirando fijamente los ojos del bebé orco. Un movimiento rapido de cuchillo rasgó la carne a la altura del cuello, y cayó fulminada al suelo alimentando un charco de sangre.
(*)Ver "La Historia de Grimok"